…Tras pasar a la enfermería después de la paliza del novillo
anterior, a Solera le salió la vena torera. Rodillas en tierra, se fue a
recibir a su novillo de Aurelio Hernando a porta gayola. De nuevo un susto
terrible ya que el novillo hizo presa y se quedó encelado con él durante unos
segundos que se hicieron eternos. Aun con todo, el francés se levantó y lanceó
al novillo de capa con mucho gusto. Enrabietado y a más. El novillo de Aurelio
era cortito de pitones y guapo. Se dejó torear de capa y fue al caballo en 3
ocasiones. Acudió con alegría al jaco pero salió suelto en todas las entradas.
En la muleta se dejó torear. Noble y repetidor. Maxime estuvo a gusto delante
del novillo. Largo trasteo rematado con circulares invertidos. El premio estaba
en la espada y él lo sabía. Se perfiló para matar, y como ya hiciese en Ceret, lanzó
la muleta al piso y se tiró a matar sin muleta, a pecho descubierto. A matar o
morir. La espada cayó trasera y él dio una espectacular voltereta sin
consecuencias. El novillo tardó en caer pero la espera no impidió que fuera
desorejado. Puerta grande para Solera y palmas para el novillo.
En quinto lugar y tras varios años de ausencia regresaba a
Andorra la ganadería Los Maños. Triunfadora en solitario de las 8 ediciones de
la ya extinta “Feria de Novilladas Picadas de Andorra”. Ahí es nada. Precioso
el cárdeno de los Marcuello. Estrecho de sienes, rematado, largo y con esa
expresión de Santa Coloma que tanto nos gusta a los enamorados de este encaste.
De salida, se estrelló en dos ocasiones contra el burladero debido a un peón
que le mostraba la punta del capote. Cruel el primer golpe, de sentencia el
segundo. Un crujido retumbó en la plaza y con ello se rompía una ilusión. El
novillo fue un quiero y no puedo. Entró al caballo en dos ocasiones y quiso
empujar por abajo. En la muleta se recuperó un poco y embistió con una calidad
extraordinaria por ambos pitones. Labró el coso andorrano con el hocico. Maxime
dibujó los mejores muletazos de la tarde. Templado y con gusto. Que también
sabe. Hizo callar a la banda de música para torear al natural. Estocada trasera
y palmas para ambos.
El de la jota lucía el hierro de Colomer Hermanos. Joven
ganadería turolense que debutaba en novilladas picadas en esta ocasión. Para la
cita, un precioso novillo colorado. Bajito y rematado. Con pitones. En varas
acudió hasta en tres ocasiones con alegría pero salía suelto al sentir el
hierro. Mala lidia por parte de los subalternos. El novillo se orientó por el
derecho pero en cambio embistió con cierta calidad por el izquierdo. Maxime no
lo vio claro y decidió abreviar. La puerta grande ya estaba abierta. Último
sainete con la espada de la tarde.
Y así concluía una gesta que quedará siempre en la memoria
del torero y de nuestra plaza. Las cosas no terminaron de romper pero la
materia prima no se pudo cuidar mejor. El balance fue de tres orejas y el
premio al mejor novillo quedó desierto. Y es que, a veces, por mucho que se
cuide todo y se ponga el máximo empeño, las cosas no suceden como uno sueña.