Con los dos últimos “Trofeo Labrador y Minero” y la puerta grande
de Ceret abierta de par en par en su esportón se presentaba Maxime Solera en
Andorra. Y con una lesión en su mano izquierda.
II Novillada picada concurso que se celebraba en el coso de La
Fuentecilla. Engalanada para la causa y preciosa, como siempre. La comisión
Taurina TauroAndorra pintó en los burladeros los hierros de las ganaderías que
iban a lidiarse. Bonito detalle.
Maxime se encerraba en Andorra con seis utreros de distintas
ganaderías y encastes. El triunfo estaba en la apuesta. A ver cuantos pueden
decir lo mismo.
A las 12:00 se realizó como de costumbre el desembarque y
enchiqueramiento público de las reses a lidiar. Todo sucedió de manera correcta
y no hubo que lamentar ninguna baja. El orden de lidia, al ser una novillada
concurso, se definía por la antigüedad de las ganaderías. La comisión, antes de
proceder a desembarcar anunció los distintos premios que se otorgaban y recalcó
que había que lucir a los animales en varas y ponerlos un mínimo de tres veces
para entrar en concurso.
A las 17:00 rompió el paseíllo en Andorra. Ovación de gala
para Maxime Solera. La gesta lo merecía. En los tendidos aficionados de todas
las partes de nuestra España taurina y de Francia, cómo no. Algo más de media
entrada y sol en los tendidos.
Abrió plaza un novillo de Marqués de Albaserrada. Paletón y
suelto de carnes. Lo recibió Solera de capa con gusto. Acudió en tres ocasiones
al caballo sin empujar y saliendo suelto. En la muleta, novillo noble pero sin
fuerza alguna. Ni calidad. Un pan sin sal. Maxime se atragantó con la espada.
El segundo fue un precioso novillo de Dolores Aguirre, Con
cuajo de toro. Acapachado, largo, musculado… Entró en la novillada tras
lastimarse en el campo el reseñado. Lo toreó bien de capa Maxime y el novillo
humilló y metió bien la cara. En varas empujó de bravo en un primer puyazo
eterno. En el segundo, se dejó pegar. Lastimado de los cuartos traseros
embistió de dulce y con emoción en la muleta del francés. Manseó en este último
tercio. La casta le ayudó a aguantar un largo y por momentos templado trasteo
del francés que volvió a fallar a espadas. Bonita estampa nos dejó el novillo
que murió con la boca cerrada, tragándose la muerte. Oreja y palmas para el
utrero.
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