jueves, 28 de septiembre de 2017

Festival Taurino Albalate del Arzobispo. Ganadería Los Maños

El pasado domingo 24 de septiembre se lidió en la bonita localidad turolense de Albalate del Arzobispo un precioso encierro de la ganadería Los Maños. Muy bien presentado y de excelente juego. Segundo y quinto fueron premiados con la vuelta al ruedo. Ovacionados fuertemente en el arrastre los otros cuatro.

- Uceda Leal: Oreja y oreja
- Sánchez Vara: Dos orejas y dos orejas
- Sedano Vázquez: Ovación y oreja














































lunes, 18 de septiembre de 2017

Sobre la IX Feria de Novilladas Picadas Villa de Andorra


Con mucho retraso se presentaron los carteles de esta IX feria de Novilladas Picadas Villa de Andorra. Carteles poco rematados pero con alicientes ganaderos. 


El día 9, día del patrón, se enchiqueró un encierro muy desigual en cuanto a hechuras que lucía el hierro de D. Tomás Prieto de la Cal. Una escalera. Desde el feo “eral” que abrió plaza hasta el basto sexto que cerró el encierro. El segundo, con un pitón tocado como así reconoció el ganadero. Tampoco entró en la novillada un utrero que en principio iba reseñado… un número 45, precioso y fuerte. El ganadero afirmó que lo mataron en el campo. Algún medio cercano al mismo, que se quedó ciego. A ver si nos ponemos de acuerdo entre los amigos. Pedir explicaciones, pérdida de tiempo.

La terna, poco toreada; por no decir nada, pasó por Andorra con más pena que gloria.

Alfredo Bernabeu, muy simpático en el trato personal, reconoció llevar seis años sin matar una novillada. No supo sacarle todo el partido a sus respectivos novillos, que de buenos tuvieron poco, pero se dejaron. Su segundo novillo, cuarto de la tarde fue a la postre el mejor presentado del encierro. Sus sosas y nobles embestidas permitieron que, aunque la faena no fuese rotunda ni ligada, se vieran muletazos sueltos. Esto le permitió dar una vuelta al ruedo más que generosa.

Tras la novillada, Don Tomás Prieto de la Cal, afirmaba que José Antonio Lavado fue el que más disposición mostró, y es innegable, pero no tiene ni la menor idea de torear. Estuvo despegado, echándose el toro hacia afuera, fuera de cacho y de aceros mejor ni hablamos. Realmente, ninguno de los acartelados estuvo acertado a espadas.

Álvaro García venía de triunfar en su San Sebastián de los Reyes. Debió ser ahí dónde se quedaron sus ganas y su toreo. Con miedo, despegado, inquieto... una tarde para olvidar. El público lo despidió con una fuerte pitada, algo inusual en nuestra plaza.

En cuanto al juego de los utreros se refiere, no fue lo que se esperaba de un hierro como este, pero el encierro se dejó en líneas generales y los alternantes no aprovecharon sus sosas y pobres embestidas aunque sin malicia alguna. La nota discordante pudo ser el tercero que contó con un más que potable pitón izquierdo. Este animal, acudió a la jurisdicción del varilarguero hasta en cuatro ocasiones, sin realizar pelea alguna y saliendo suelto del primer encuentro. Fue muy bien picado por Simao Pedro Almeida Galvao premiado justamente como el mejor picador de la feria. Los del castoreño, a excepción del primero, quisieron hacer las cosas bien y también destacó José Vicente “El Navarro”.
No cabe duda que la lluvia y el viento deslució la tarde, pero los novilleros carecían de disposición y hambre de toro. Pero vamos, que toro tampoco hubo. Para olvidar.

El día 10 se sorteó un parejo y precioso encierro de Hoyo de la Gitana. Bonito, bien comido y rematado. Cómodo por delante. Fue lidiado por Jorge Cordones, acartelado en más de una ocasión en nuestro coso, aunque era la primera vez que hacía el paseíllo; Ígor Pereira y Maxime Solera.

Jorge Cordones no estuvo acertado en su primera aparición en Andorra. Por no estarlo, ni en el traje de luces que portaba. En primer lugar, lidió un bonito novillo que realizó una gran pelea en varas derribando en el primer encuentro. El segundo, una masacre. Quitó Ígor Pereira que realizó el único quite de la feria. Y luego quieren ser toreros… Brindó Cordones a la empresa. Sus motivos tendrá. Suponemos, cosas de despacho. El novillo se paró en la muleta y Cordones no quiso complicarse. Generosa ovación tras leve petición y pitos al palco. El cuarto de la tarde, cárdeno de capa, no iba sobrado de fuerza. Le dieron cuatro puyazos en dos encuentros, vergonzoso. El animal sangraba por todos lados, una carnicería. Poseía este animal una embestida humillada pero corta. Cordones no lo quiso ver y lo pasaportó con un bajonazo criminal. Pitos.

Igor Pereira fue presentado como novillero-banderillero curtido en “El Valle del Terror”. El terror vino al verlo banderillear a su segundo. En su primero ni lo intentó.

A  la verónica rematada por una revolera, recibió a su primero. Lo puso demasiado largo en el primer encuentro, como largo fue el tiempo que estuvo bajo el peto. Empujó y se enceló. El picador le tapó la salida, algo que se iría repitiendo a lo largo de la tarde. En el segundo también se dejó pegar. La cuadrilla como casi todas, un desastre. Brindó al público un novillo tardo, pero de buena condición por ambos pitones. Faena centrada en el pitón derecho. Al cuadrarse para matar, estuvo siempre fuera de la suerte. Cuatro pinchazos y una media atravesada. Ovación al novillero y palmas al novillo. Buen utrero, que no de premio. 

Al quinto le recetaron un puyazo trasero, rectificado por uno caído, tapándole la salida. Una lidia nefasta y capotazos innecesarios. Con los garapullos, este chico se lo tiene que hacer mirar, cuatro o cinco pasadas para dejar tan sólo tres palos y el palco decidiese cambiar el tercio. Un circo. Sonaba la música, el público loco y Pereira, bailoteó más que pareó. Con todo lo que llevaba encima, el animal se acostó. De aburrimiento creemos. Del animal destacó la prontitud respecto a sus hermanos. Igor no se cruzó, estuvo al hilo y toreó con el pico en todo momento. Para terminar, manoletinas perfileras que no conducían a ningún lado. Tras pinchazo, estocada honda. Vuelta al ruedo más que generosa.

En tercer lugar saltó al ruedo un precioso novillo, lucero, calcetero, coliblanco, bragado meano; una pintura. Salió muy descoordinado y apareció el pañuelo verde. Tras intentar fallidamente devolverlo o apuntillarlo por las cuadrillas, Maxíme Solera en un gesto que hay que agradecer, lo pasaportó. En su lugar, corrió turno y salió el que iba a hacer sexto, que remató en un burladero y se pudo lastimar de los cuartos traseros. No iba sobrado el animal y entró una sola vez al caballo. Se volvió a repetir el cambio de tercio con tres palos solamente. El francés apostó y puso ganas y técnica. Se cruzó con verdad, construyó la faena a base de tandas cortas y alargar dentro de lo posible, la embestida del utrero. Por el izquierdo, fueron más deslucidos los pases. Pinchó en lo alto, rajó el costillar del animal y mató de estocada tendida. Así perdió el primer trofeo.

El de la jota, no era el sobrero titular, errores de corrales que provocaron una acalorada discusión entre ganadero y empresa. El picador se lució, movió el caballo con habilidad y el novillo fue puesto en suerte como es debido. La única pega, que los puyazos cayeron traseros. La música, como de costumbre, empezó a sonar poco después de armar los trastos y Maxime pidió silencio. Faena basada en la mano derecha con la que por momentos toreó al ralentí. Peor con la izquierda. Un buen cambio de mano, dos muletazos en redondo por la espalda y un molinete para calentar al público cerraron la obra. Erró con los aceros lo que le privó de cortar el doble trofeo. Sumó una oreja que no molesta. Maxime se alzó con justicia como novillero triunfador de la feria.

En líneas generales y como en ediciones anteriores, la presidencia estuvo poco atenta. Los avisos fueron discutibles en alguna ocasión. El presidente cambió con dos y tres palos los tercios; y que no se engañen, la culpa no era del estado del piso porque los profesionales decidieron seguir. Hablamos del primer día. Todo quedó claro cuando al día siguiente se dio la misma situación. ¿El estado del ruedo? , no creo. Ya nos lo decían, “Para saber de toros, hay que saberse el reglamento.”

Se estrenaba asesor taurino, quien el primer día decidió abandonar el palco y ver la mitad de la novillada con el ganadero D. Tomás Prieto de la Cal, no pasa nada; como dice alguno, “total es Andorra”.

Y así termina una feria de resultados pobres, con una oreja concedida bajo la bocina. Ya sabemos que el hombre dispone, dios propone y el toro lo descompone pero cuando el primero no confía en lo dispuesto, difícilmente puede funcionar una feria. Y cierto es que a toro pasado todos somos toreros, pero una feria creada a base de novilleros contratados en capeas y tentaderos como el propio empresario reconocía, no puede salir bien.

Este es el triste resultado, el más triste de toda la historia de la Feria de Novilladas Picadas de la Villa de Andorra. Esperemos que al año que viene se hagan mejor las cosas por parte de todos. ¿Peor? Será difícil.


Víctor Sáez y Javier Monzón

Maxime Solera, novillero triunfador

Simao Pedro Almeida, mejor picador de la feria.