Hubo un tiempo en que Andorra (Teruel) brillaba en el mapa taurino con luz propia. Su feria de novilladas picadas fue reconocida y premiada, convertida en modelo para otras plazas y en orgullo para los aficionados. Hierros de prestigio, novilleros punteros y una afición entregada hacían de esta localidad un enclave respetado en el orbe taurino. Pero ese tiempo parece ya lejano.
Imágen de la gala de premios por la feria de novilladas de Andorra 2.010, año en el que la Comisión Taurina de Andorra, Tauro - Andorra, recibió el premio Premio Nacional Juan Luis Cano, por su compromiso en defensa de los valores y la pureza de la Fiesta de los Toros.
El Foro de Promoción, Defensa y Debate de las Novilladas, al que pertenecía la Comisión Taurina de Andorra, Tauro - Andorra, fue galardonado en 2019 con el Premio Nacional de Tauromaquia.
En los dos últimos años, se abandonó aquel formato de novilladas picadas para apostar por corridas de toros. Y aunque no todo fue perfecto —especialmente en 2024, donde los detalles dejaron que desear— lo cierto es que con anterioridad a 2025, con una subvención no muy superior, se ofrecieron festejos de mayor calidad a lo que hoy se presenta. Porque lo que se anuncia para las fiestas patronales de este año no es más que una caricatura de lo que fue esta plaza.
Los carteles oficiales no incluyen ni una sola corrida de toros, incumpliendo de forma flagrante el pliego de condiciones que exige al menos una. En su lugar, se programa una clase práctica —y para colmo, con entrada de pago— algo expresamente prohibido por la normativa aragonesa. ¿Cómo se ha llegado a esto?
Los aficionados, que aún recuerdan tardes memorables con ganaderías de renombre y jóvenes promesas del toreo, no entienden esta deriva. La decadencia no ha sido casual: es fruto de una cadena de decisiones erróneas, de una falta de ambición y, sobre todo, del absoluto pasotismo del Ayuntamiento. Porque no solo han permitido este despropósito, sino que lo han avalado y presentado como parte de las fiestas patronales, sabiendo perfectamente que se vulnera el contrato firmado.
Andorra merecía más. Su afición, su historia y su plaza no pueden seguir siendo víctimas de la desidia institucional y de una gestión que ha convertido un referente en un recuerdo.
Tal y como se puede comprobar en la Plataforma de Contratación del Sector Público, el pliego de condiciones recoge que: