jueves, 10 de marzo de 2016

Alcañiz, día de fiesta y reivindicación

Este domingo pasado día 6 de marzo, pusimos rumbo a Alcañiz, cerrando la manada de tres 4x4 y dos furgones de la Guardia Civil. Un gran despliegue para controlar a unos escasos cincuenta antitaurinos por la mañana, cuyo número descendió por la tarde más de la mitad. Dedicaremos otra entrada a este tema. Ahora centrémonos en lo bonito, en lo que fuimos a hacer, que no fue otra cosa más que a disfrutar, a no ser críticos, a ser triunfalistas y a dejarnos embadurnar del ambiente protaurino que impregnaba los alrededores de el coso de esta localidad alcañizana. Realmente no solo hicimos eso, también pasamos frío. Si algo deslució la jornada fue el viento que cortaba como si de un cuchillo se tratase, siendo la sensación térmica inferior a la temperatura real.





A las once y media rompía el paseillo con tres de los cuatro becerristas que componían el cartel, ya que, por problemas burocráticos, Manuel de Reyes no pudo acudir a la cita. De este modo quedaba un añojo en los corrales para aquel que rallase a mejor nivel. El primer novillo, el más cuajado de la mañana, más alto de agujas y el más corto de cuello. Fue un añojo brusco y suelto de salida que llevaba la cara a media altura. Aún con todo permitía estar delante de él. El joven Maxime Solera, demostró ser el novillero más rodado. También fue el encargado de colocar los palos durante toda la mañana, dejando buenos pares. Fue imposible torear al natural, los tres comenzaron con ayudados, pero el viento no permitía este tipo de toreo. Tras pinchar, volvió a matar y paseó dos orejas, demostrando estar por encima del novillo. 




Antonio Cuadra recibió al segundo de la mañana, a nuestro entender, el mejor. Novillo de los que gustan a los diestros, con hechuras de embestir. Antonio estuvo algo por debajo del animal, pero ralló a buen nivel. Novillo con trasmisión, bueno por los dos pitones. Tras una estocada que parecía fulminante, tuvo que hacer uso del descabello. El palco le concedió dos orejas. 





El tercero que fue el que más gustaba en los corrales, pero terminó siendo el peor. Le tocó en suerte a Alejandro Andreu. Este toreó con gusto con el capote. Con la muleta fue tenaz tras sufrir algún que otro susto provocado por el viento. Tras una estocada algo tendida, paseó dos orejas. 





Con un empate numérico, se decidió que el cuarto fuese toreado por los tres becerristas. El novillo derrochó calidad, aunque algo justo de fuerzas, siendo concedida una vuelta al ruedo para el animal y saliendo a saludar al mayoral. Maxim dejó buenos detalles, Alejandro nos regaló dos tandas de toreo del bueno con un pase de pecho eterno y un magnifico cambio de mano. Por último Antonio se iba quedando sin becerro, pero firmó la mejor estocada de la mañana.



Tras un buen vermut hablando de toros, una apetitosa paella cocinada con mimo por "Pili", unos cuantos insultos por parte de los antitaurinos y con algo de retraso, comenzó el plato fuerte de este día. 

Una terna completa y exclusivamente catalana. Abría cartel Serafín Marín, este gran liadiador, que gracias a esta característica pudo cortarle una oreja a un novillo que hizo más de un extraño y que no se entregó a la franela del catalan. 





Jesús Fernandez terminó entendiendo a su novillo, alargando el muletazo y tirando del animal. Faena de muleta que llegó a los tendidos, pero que se vio truncada por los aceros.





Por su parte Abel Robles estuvo por debajo de nuestras espectativas. Sufrió un percance en su quite al novillo anterior y toreando de muleta al suyo. No pudo ser, esperemos verlo igual de bien o mejor que en Andorra la próxima vez que disfrutemos de su tauromaquia. La verdad sea dicha, por la tarde ninguno de los tres erales fueron buenos, siendo el segundo el menos malo.





El aficionado práctico José Ponce, disfrutó de las embestidas de un añojo, que de haberse lidiado por la mañana, los chavales se hubiesen matado en los quites y se hubiesen hartado de torear. Ponce paseó un trofeo junto a su pequeño, dejando una bonita instantánea. 





El espectáculo estuvo amenizado por la banda municipal, la presidencia estaba más de fiesta que los tendidos si cabe y los banderilleros dejaron buenos pares. 


En resumen, una jornada en la que la afición contestó con creces. Aficionados venidos de Cataluña, Andorra, Alcorisa, Tarazona y otros lugares de la geografía española. Además se dejaron entrever algún que otro aficionado francés. Cientos de aficionados frente a apenas 50 antitaurinos. Aunque la prensa infle los números, nos muestra que el domingo ganamos una batalla. ¡Que bonito día y qué bien sabe esto!


PD: En breves un amplio reportaje fotográfico de la tarde.

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