sábado, 5 de marzo de 2016

Alejandro Andreu: ilusión, humildad y verdad

Como aquí no nos gusta inventarnos las cosas, contemos la historia desde el principio. Ayer, nos dirigíamos hacia casa en el autobús. En este no cabía ni un alfiler, a ver si dan solución a la huelga de buses en Zaragoza. El caso es que vimos a un joven cuya cara nos resultaba familiar. Cuando el autobús se fue despejando, nos acercamos al joven en cuestión y le preguntamos si era Alejandro Andreu, el alumno de la escuela de Ivan López que actuará este domingo en Alcañiz.  En ese momento despertó en sus ojos la ilusión y felicidad de un chiquillo. Muy amablemente aceptó reunirse con nosotros para hacer una pequeña entrevista y que hoy se ha llevado a cabo.

Sinceramente, esperábamos que este encuentro fuese un mero trámite del cual se iban a beneficiar amabas partes. Nosotros, teniendo algo que escribir para ustedes, y él, para darse a conocer en la medida de lo posible, ya que desde este pequeño blog, llegamos a un número limitado de lectores. En cualquier caso, un beneficio reciproco. Nada de eso, Alejandro nos ha roto los esquemas y las ideas preconcebidas que llevábamos en mente. Lo que en principio iba a ser una pequeña reunión, que no superase la media hora, se ha convertido en una tertulia taurina de más de tres horas. Lo que iba a ser contestar a unas preguntas preparadas, se ha convertido en una conversación interesantísima, con un chico que tiene la cabeza amueblada para su corta edad. Que ironía que los que lo digamos seamos dos años más jóvenes. Nos a sorprendido para bien poder hablar abiertamente, largo y tendido con una persona así. 



Alejandro derrocha ilusión y agradecimiento por poder hacer lo que le gusta.  Asombra que dentro de ese ensoñamiento típico en un futuro torero, impere el realismo y el mantener los pies en el suelo. Paso a paso, paladeando cada momento, como si de un buen wisky en una sobremesa se tratase. Ya ha toreado erales y el año pasado debutó de luces en Ciudad Real. Las cosas no salieron como uno desea, debido a un novillo extremadamente manso de José Vazquez. Esa noche se indultó un novillo de este hierro, bromas de mal gusto con las que disfruta el destino.  Con ocho novillos lidiados en la anterior temporada, que se vio truncada con un accidente en Frías el 17 de agosto, el balance fue positivo. No pudo acudir a alguno de los compromisos, hasta que reapareció el 15 de septiembre en Albarracín. 


Para lo poco que lleva en esto, tiene más de una batallita para contar. Aunque en su casa siempre ha existido la afición, es en unas vacaciones familiares cuando germina en él un pequeño bichito, el de los toros. Su hermano mayor adquiere un libro de "Joselito" y tras la lectura del mismo, aconseja a Alejandro de leerlo. Alejandro, ya tiene dieciséis años, le gustan los toros, pero no sabe mucho sobre el tema  y al finalizar la lectura del libro en cuestión, le dice a su hermano mayor, su apoyo incondicional, que al terminar las vacaciones se apuntará en la escuela taurina. Su hermano se lo toma a risa, pero Alejandro, de carácter algo vergonzoso, sorprende a su hermano. Comenzó en la escuela taurina del Carmen, posteriormente pasó a la de Huesca y ahora forma parte de la de Iván López. A todas ellas está agradecido, pero no es hasta estar en esta última en la que se siente a gusto y empieza a crecer como novillero. También entrena y pasa largas horas con Alberto Álvarez, el torero ingeniero, al cual le dedicamos una bonita entrevista.


 Alejandro  lo conoció personalmente en un tentadero público en Peralta con novillas de Los Maños. El diestro, junto a "Paulita", le invitaron a dar unos pases. Alejandro que acudió como espectador, toreó con la muleta de Alberto, en un pase sufrió una voltereta y en lo primero que pensó fue en disculparse con Alberto por haber roto la muleta y en pagarsela. El de las Cinco Villas se negó y le proporcionó su teléfono para que Alejandro le llamase y fuese a su finca a entrenar. Debido a ese carácter vergonzoso, no se atrevía a llamarle, hasta que un día le llamó Alberto. Este le dijo que de ser otro no hubiese llamado ya que es el joven novillero el que debe interesarse en aprender, pero que él sabía que Alejandro no le había contactado por vergüenza y que se veía reflejado en este joven estudiante de Administración y Dirección de empresa. Le preguntamos cómo se puede compaginar los estudios y el toreo, es difícil, pero se puede lograr, nos dice. 


Al empezar más bien tarde, nos dice que uno va con las ideas más claras. Sin deseos a largo plazo, pasito a pasito, "que todo salga bien el domingo". Más a largo plazo, entorno a dos o tres años podríamos verle en el coso de "La Fuentecilla" de Andorra, ¿quién sabe? Nos cuenta que esta temporada es más que esperanzadora. Le preguntamos por la faena en la que más ha disfrutado, y nos cuenta que aunque hayan sido pocas tardes las que ha toreado, en Zaragoza vivió algo inexplicable. Aquí mató un macho por primera vez, en su plaza. Estuvo más que digno. Falló a espadas, algo más que comprensible. Por el contrario en los novillos posteriores que ha lidiado, no ha necesitado utilizar el descabello. Avanza a pasos agigantados. 

Tiempo para hablar de toros, toreros, política y la situación actual del toreo. Gratamente sorprendido de poder compartir la misma visión que un novillero respecto a este mundo tan enrevesado. Esta afición en común que permite a dos personas que no se conocen perder la noción del tiempo hablando de lo que les gusta, es casi incomparable. Tan solo igualable a otros ámbitos culturales como el teatro que tanto comparte con el toreo. Un joven con el que se disfruta hablando. Critica con sinceridad y desde el respeto. "El toro bueno es bueno independientemente del hierro, los toros si no tienen ese punto de emoción no trasmiten, tanto entre los taurinos como entre los antitaurinos existe un doble rasero a la hora de defender los argumentos y falta integridad entre los aficionados y respeto por parte de los antitaurinos." Simplemente, verdades como puños. Pero al parecer, todos los novilleros tienen que parecer señoritos, los aficionados fumar puros, el taurinismo en general fascista y los ganaderos marqueses. Y entre tanto estereotipo infundado e irreal, encontrar gente sencilla, ya sean ganaderos como José Marcuello o Ricardo Gallardo, Alberto Álvarez como matadero o este joven que con tanta facilidad se nos ha ganado como persona. Solo falta que nos convenza en el ruedo.


SUERTE TORERO 






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