martes, 10 de octubre de 2017

Los de Margé facilitaban el triunfo, los de luces no lo aprovecharon

Acudimos a presenciar la segunda de abono con la que estaban acartelados David Mora, Román y Luis David Adme. El encierro, venido allende de los Pirineos, lució el hierro de Robert Margé. Aunque desigual, bien presentada en líneas generales, a excepción del tercero. El que salió en su lugar no fue mejor. Las posibilidades que brindaban las nobles embestidas de los toros no fueron suficientemente aprovechadas por los espadas.

David Mora al igual que otros diestros, debería pensarse muy seriamente si seguir en el gremio o no. Sus facultades físicas, cuanto menos discutibles y su destoreo siempre presente, no consiguieron el triunfo con el mejor lote de la tarde. A la verónica toreó con gusto, se le coló y se libró de milagro. Román se presentó con ganas de arrasar y salió al quite que se quedó en eso, muchas ganas y muchos enganchones. En el peto, el toro se dejó pegar y metió los riñones y la cara abajo. No iba sobrado el animal. No supo ligarlo, perderle un paso, apretar al animal durante el tiempo que durase. Ventajista y con sus contorsiones, más despegado es difícil. Bajonazo y palmas al toro. El cuarto no peleó en el jaco. Se desmonteró Abrahm Neiro "El Algabeño". En el arrastre hubo palmas para un toro con un buen pitón derecho. El inicio de faena, minimizó sus malas praxis para recuperarlas después. Cayó acertadamente el acero, la ejecución, otro cantar. Oreja que paseó junto a su cuadrilla y el héroe de la tarde, Jesús Miguel Álvarez Catalán. Un gran gesto por parte del diestro, al Cesar lo que es del Cesar.

El segundo de la tarde, correspondiente al lote de Román se empleó en el peto. Quitó Adame por chicuelinas. El valenciano demostró gran quietud en ocasiones. Toreo del bueno al natural pero por ese pitón el recorrido era menor. Dio el medio pecho al citar al animal y al final del muletazo. Lo reprochable fue el ventajismo, notablemente a diestras. Sí el espadazo que le recetó tras los tres pinchazos llega a la primera, oreja con mucho más peso que cualquiera de las otras dos concedidas esa tarde. Vuelta al ruedo. El quinto fue un toro pasador, con mucho recorrido, pero de manso, y con una trasmisión mayor a la de los hermanos. En definitiva, más complicado y Román no lo supo entender ni templar. Iturralde estuvo poco fino y Adame volvió a su turno de quites. Se desmonteraron Raúl Martí y Hazem "El Sirio". Brindó a la cuadrilla y erró a espadas. 

Luis David Adame aburre casi tanto como su hermano, aunque al público le gustó. Íbamos autoconvenciéndonos de que este sería mejor. Nada más lejos de la realidad. El tercero titular saltó al callejón, al lado de la puerta de los corrales, y el mencionado Jesús Miguel, no dudó un segundo, abrio el cerrojo de esa misma puerta y salvó a más de uno. Que sangre fría, que cojones. El sobrero primero era el de El Torreón. Mal hechurado, peor lidiado y desastrosamente picado. Falto de fuerzas y humillación.  Con una muleta XXL, marca de la casa, toreó con ventajas, mejor al natural, pero no decía nada. Pinchazo, atravesada y descabello. Al de la jota, de las cuatro zapopinas que le dio, la tercera fue buena, como bueno fue el tercer par a cargo de Miguel Martín. Citó desde los medios con un pase cambiado por la espalda. Anduvo despegado y el final de los muletazos era más que deficiente. El animal poseyó prontitud, le pedía sitio, un sitio que no le dio un encimista Adame. Una buena estocada que le valió la oreja. 

Para ir terminando, la música no puede sonar siempre y porque sí. Después hemos sabido que cada día cambia la banda y según el criterio del director, hay mayor o menor seriedad. Los "viva España" cansan, sobre todo durante la lidia del animal. Esto último no es ni más ni menos que una falta de respeto. Las reivindicaciones, algo que personalmente no me molesta, al comienzo del festejo y al final. Seriedad señores. 

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