lunes, 30 de marzo de 2020

La incógnita de Reta y Céret

Ya ha llovido desde que visitásemos la finca "LA Tejería", en el Termino municipal de Grocin, en Navarra,  cerca de Estella. Primero pasamos por Tafalla, pueblo taurino donde los haya, donde se apuesta por corridas interesantes, equilibrando hierros como Saltillo y Prieto de la Cal con otros de mayores garantías, al menos sobre el papel. Esa plaza la gestiona Macua desde que tenemos uso de razón y así parece que seguirá siendo. No lejos de Tafalla, queda Olite, con su Castillo y una ganadería interesante como es la de Hermanas Azcona, encaste Jandilla, Dios tenga en su gloria a Borja Domecq, vía Daniel Ruíz, pero hasta donde sabemos, poco tienen que ver con el comportamiento de sus congéneres de Albacete, y menos mal. Esa es una visita pendiente. 




Comimos en un restaurante que nos recomendó Miguel Reta, propietario de la ganadería, menú del día, bien comidos. Aquel restaurante de polígono industrial era un no parar de ir y venir de trabajadores, poco paro se veía por allí. Envidia sana. 




Una vez ya en la peculiar finca, nos atendió primeramente el mayoral. Humilde, cauto, trabajador, defensor de la casa, funcional, vamos, un todoterreno, el mayoral que desearíamos nosotros. Montamos en la Pick Up y lo primero fue ir al monte a echar de comer y fotografiar un lote de madres con su correspondiente semental y sus crías. Las más mayores de la casa paseaban entre la maleza hasta un claro donde el juego de luces que se colaban entre las ramas, nos embaucaba. Venían de una actuación en Valencia, en La Vall d'Uixó. Es normal que estas visitas las hayan llamado safaris. Las encinas, el monte bajo, los caminos que parecían barrancos por la erosión de las múltiples lluvias que riegan con habitualidad la zona, hacen que vayas por lo que pudiera ser comparable al lecho seco de un río, con laderas a ambos lados y las vacas adelantándonos por entre los árboles para acudir a su cita con el pienso. 









Después pasamos a otro cercado, en el mismo monte, donde se encontraban las becerras, becerras por llamarlas de algún modo. El año pasado, Miguel no tentó y ahí andan con sus tres y alguna posiblemente con cuatro, bien comidas, con su primera cría, esperando que los diestros acartelados en Céret las tienten y les cojan el aire a esto que va a ser una lotería. Evidentemente, estos tienen prioridad y no sabemos si tentarán todas esas utreras, menos si cabe con el tema del Coronavirus, así que igual, si hay algún loco medianamente capacitado, puede visitar estos lares. 






La pequeña placita de tientas hace que haya que desplazarse hasta las plazas de otras localidades para tentar y por eso, el próximo proyecto en esta casa es construir una plaza de tientas. 



Unos que no creen en esto de las purezas, que lo que quieren es que el toro embista, que entienden ese punto romántico, que defienden que cada uno en su casa y Dios en la de todos, pero que no comprenden por qué algunos ganaderos toman por imbécil al aficionado con eso de la pureza, sopesamos si entrar en camisa de once varas o no. Las distintas líneas que recuperó Miguel Reta, están más o menos en pureza, según la línea, pero no pocos animales pasarían por Parladé. Lo de Adolfo Lahuerta que tiene su peso en la base de estos mimbres estaba mezclado. Uno de los toros de Céret recuerda incluso a un Alcurrucén. No es que, como algunos dicen, Miguel haya echado toros de ganaderías ajenas a su procedencia, o eso creemos, es que lo que ya compró, estaba más o menos edulcorado y Miguel, a través de unos parámetros, unos mínimos caracteres morfológicos y coincidencias en el ADN, rescatado de dos cabezas de toros disecados que compara con las incorporaciones externas, va depurando y filtrando la pureza. 





De los seis cinqueños titulares para la corrida de Céret, qué decir, están separados de dos en dos en corralones, un poco como los de Ana Romero, con un becerro en cada cercado. Miguel dice que se relajan más con este y además, los más pequeños, se ponen más lustrosos comiendo con los mayores. Cada cercado gozaba de un perchado para que duerman en seco, pues la intensa pluviometría hace que el suelo ande mojado casi siempre. La corrida está muy bien comida y estaban valorando cómo empezar a moverla, teniendo en cuenta la finca, que no se puede trabajar con caballos y lo complicado de la operación. Algunos son bajitos, están que no les cabe un kilo pero no aparentan estar pasados. Otros, más destartalados. Todos ellos, lucen un trapío tremendo. En uno de los cercados anexos a la casa, otros cinco cuatreños, de los que saldrán los sobreros. El año de diferencia se nota en la expresión, pero comida no les falta. Las fotos de la corrida, guardadas en la retina, nada de lentes debido a que los de la ADAC tenían la exclusividad de las mismas. Por cierto, las imágenes que se vieron en un vídeo en el informativo territorial de RTVE en Navarra, corresponden a esos cinco cuatreños y no a los titulares. 




Después visitamos el resto de cercados cercanos a los chiqueros, donde vimos el lote de madres ya elegidas para la lidia ordinaria con un semental nuevo que aún estaba enfundado, hermano de los de Céret. Además, quedaba uno lesionado irrecuperable que Miguel se planteba echar a las vacas en función de los resultados de la corrida. En otro de los cercados, añojos, erales y utreros, compartían potrero con alguno de los toros dedicados al festejo popular. Estos festejos son el verdadero sustento de la ganadería, junto a la venta de reproductores a otros compañeros. A todos estos cercados se les da de comer a través de un sistema revolucionario y cómodo donde los haya, en el que se ha implantado, con las correspondientes modificaciones y protecciones, un sistema de distribución alimentaria automatizada de una granja de cerdas que reparte el pienso, en tipo y cantidad, que el ordenador indique. Lo de la protección metálica de los dosificadores se debe a que los toros le pegaban y caía todo el pienso. 


Por allí, paseando entre coloradas, castañas y retintas, nos contó anécdotas ocurridas en la fincas, sustos y el manejo en la ganadería con los Pastores Alemanes que poseen el equilibrio justo para desempeñar este trabajo. Razas de presa y agarre como el Alano Español, funciona en la dehesa, en grandes extensiones y con hombres a caballo, allí son casi incontrolables. Y los Border Collie o los Pastores Vascos, que desempeñan una gran labor con el ovino y caprino, lo del bravo, se les queda grande. Esos perros sí están felices y tienen una buena vida, asalvajados como la ganadería al completo. También nos comentó que un becerrito se quedó ciego, no recuperará la vista y anda con otro que le hace de lazarillo con el cencerro. Miguel le tiene confianza y le comentamos la existencia de un semental ciego en la ganadería de El Añadío de María Jesús Gualda, en Jaén, procedencia Santa Coloma, que habíamos visto en ese gran programa como es Toros Para Todos. Intentaremos seguirle la pista. 


También nos comentaron el miedo a los corrales de Céret, que, como otras tantas plazas francesas, son partidarias de tener unos cuantos días antes las corridas en los corrales. Eso es bueno para que vuelvan a comer, pero conlleva el peligro de peleas y lesiones. Además, no hay bueyes. Igual sería buena cosa que le dejasen llevar un par a Miguel o que les dejen desembarcar el mismo día como ocurre en Vic con Los Maños. Pero ya se andará y esperemos que la ADAC tome las mejores de las decisiones, pues entendemos que el enseñar las corridas fomenta la afición y forma parte de su idiosincrasia. 


Una vez todo visto, una cerveza para refrescar la garganta y una conversación de las que se quedan en la memoria. Hablando ya no solo de esta ganadería sino de la diferencia entre lo urbanita y lo rural. El sistema de explotación familiar y cooperativista en Francia, así como el peso entre los agentes sociales del sector primario en el país vecino. El actuar de las Administraciones, Miguel las conoce bien, pues es funcionario, así como las peleas entre políticos y cómo siempre sale perjudicado el toro. Los ataques animalistas de miembros de asociaciones que cortan las alambradas. Esas conversaciones por las que merece la pena hacer kilómetros. Sencillez, humildad de Miguel, siempre cauto, midiendo cada una de las palabras, cada silencio, cada sonrisa. 

Terminaremos diciendo que, como buenos aragoneses, no aceptamos la terminología de Casta Navarra, que por su parte Miguel, como buen Navarro, defensor de las razas autóctonas, con gran inteligencia, ha añadido en forma de coletilla a la ganadería. Reta de Casta Navarra. Navarroaragonés lo vemos más adecuado, si bien, fue Navarra quien supo ponerla en valor mucho antes, protegerla y resguardarla.

Gracias por el exquisito trato recibido, hasta la próxima y que todo salga bien en Céret. 



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